lunes, febrero 20, 2006

Los ‘trapos sucios’ de EE.UU.


Dos palabras no inglesas –Abu Ghraib y Guantánamo– se han vuelto el ‘coco’ de los Estados Unidos. La semana pasada, ambas dieron a esa gran nación nuevos motivos para avergonzarse, pero, también, para adoptar los remedios necesarios. Aunque sus líderes no parecen preocuparse por lo primero, ni creer necesario lo segundo.
El miércoles, la cadena de televisión australiana SBS emitió nuevos videos y fotografías de maltratos y torturas en la tristemente célebre cárcel de Abu Ghraib, en Bagdad, objeto de escándalo desde abril del 2004, cuando la CBC mostró que soldados estadounidenses habían cometido vejámenes contra prisioneros. Aunque varios militares fueron condenados en cortes marciales y una alta oficial de la cárcel fue degradada, la investigación nunca fue más arriba en la cadena de mando.
El jueves, un equipo de cinco investigadores de las Naciones Unidas hizo público un duro informe que sostiene que en el tratamiento de los llamados ‘combatientes enemigos’ retenidos en la base militar estadounidense de Guantánamo, en Cuba, hay elementos de tortura y serias violaciones de los derechos humanos, y llamó a juzgarlos o liberarlos sin demora y a cerrar el campo. El secretario para Irlanda del Norte del gobierno británico apoyó el cierre. El arzobispo surafricano Desmond Tutu declaró "una desgracia" que se usen en la lucha contra el terrorismo métodos que empleó el Apartheid. Kofi Annan, aunque dijo no compartir todo el reporte, se alineó con su conclusión.
La reacción del gobierno estadounidense no sorprendió a nadie. Pidió a los medios no hacer públicos los videos y fotos de Abu Ghraib, diciendo que podrían instigar violencia y que se trata de evidencias de incidentes ya investigados. Un asesor del Departamento de Estado sostuvo que mostrarlos atentaría contra la privacidad de los presos. La Casa Blanca llamó el informe sobre Guantánamo un "descrédito" para la ONU, calificándolo de ‘refrito’ de los argumentos esgrimidos por los defensores de los presos.
Ha sido una sorpresa el tratamiento dado por los medios estadounidenses a las nuevas evidencias de Abu Ghraib: salvo publicaciones menores y un editorial de The New York Times, la noticia ha tenido escasa relevancia. Al igual que no han publicado imágenes de los entierros de los soldados de E.U. muertos en Irak, o dieron gran despliegue a la existencia allí de armas de destrucción masiva, en este caso parecen alineados con los deseos de su gobierno.
El arzobispo Tutu declaró "entristecedora" la muda respuesta de la opinión pública estadounidense a estos abusos. El actual gobierno de Estados Unidos ha dado muestras de sobra de buscar imponer un control sin precedentes a la información (desde junio pasado, por ejemplo, se bate en los tribunales para impedir que se hagan públicas imágenes de Abu Ghraib aún desconocidas) y sus spin-doctors están dedicados a cuidar qué y cómo se hace público.
Preocupa, sin embargo, que justamente los medios herederos de Watergate puedan prestarse a manejos que contrarían su tradicional independencia y coraje investigativo. Y que la opinión pública de una sociedad campeona de la libertad y los derechos humanos se muestre neutral o apática ante abusos como los de Abu Ghraib y Guantánamo.
Se trata de verdaderos ‘trapos sucios’ de los Estados Unidos. Persistir en negarse a ‘lavarlos en casa’, mientras le dan la vuelta al mundo, solo puede empañar aún más la ya maltrecha imagen de este país.

El Tiempo, Bogotá.