miércoles, junio 28, 2006

Periodismo Mundialista

Y la Selección llegó a casa.
Desde que inició su participación, y la participación de los periodistas ecuatorianos por cualquier medio: pull de canales, locutores de radio que pagan un tour y retransmiten desde los hoteles -claro engaño para quienes "financian" esos desplazamientos y para los oyentes-, etc; pensé que ameritaba una evaluación del papel que cumplen. Me refiero a los segundos, porque la Tricolor indudablemente que cumplió. Había que esperar y hoy lo mejor es reporducir el artículo del domingo 25 de junio, de César Ricaurte, publicado en su espacio La Caja, de diario El Universo:

Ir a un Mundial con la actitud de una liga barrial
Junio 25, 2006
César Ricaurte | ricaurte.cesar@gmail.com
Los reportes de las 22h30 que efectúan Alfonso Laso y Vito Muñoz desde Alemania se realizan con luz solar, propio de los amaneceres de verano en Europa. A esa misma hora, 22h30 (Ecuador), en Canal Uno se dice que también se transmite en vivo y vía satélite, pero el “show” de Marián y sus acompañantes se hace en penumbras. Más curiosidades, el logo de Los Mundialistas (Gamavisión, TC y Cable Deportes) tiene una enorme similitud con el escudo de ¡Barcelona!... cambian los colores, mientras las líneas verticales se han estirado y difuminado. ¡Qué creatividad!
“Se juega como se vive” fue una de las lecciones que dejó Francisco Maturana cuando pasó por Ecuador. El concepto es tan amplio y no obstante tan preciso que puede interpretarse de muchas maneras. El Pacho lo fue tejiendo en ese estupendo libro que se hizo de las conversaciones con José Hernández.
Una de las interpretaciones era que no se podía pretender el llegar a metas grandes, el alcanzar altos niveles de competitividad en ciertos momentos excepcionales si en el día a día no se hacen bien las cosas.
“Se juega como se vive” quiere decir que si en la semana no se hacen bien las cosas, el domingo es imposible hacer un buen partido.
La sentencia maturanesca tiene la virtud de que puede ser aplicada a todos los ámbitos y calza muy bien con lo que podemos observar para evaluar lo que está haciendo el periodismo deportivo en las transmisiones del Mundial y toda la información alrededor.
Algunos esperábamos, ingenuamente, que los profesionales de la comunicación deportiva elevaran su nivel habitual y estuvieran a la altura de las circunstancias. A la hora de la verdad han “jugado” como lo han venido haciendo internamente y por siempre: los más preparados, mejor. Los demás, con los vicios de siempre.
Hagamos un breve balance, uno por uno.
Para comenzar está La Tri. El consorcio de tres canales de TV y varias emisoras de Quito y Guayaquil es el que posee los derechos para transmitir los partidos del Campeonato Mundial. Analicemos lo que hacen sus narradores y comentaristas.
Jaime Antonio Alvarado plantea un estilo de narración impreciso, con abundantes errores en lo más básico, la pronunciación y el nombre de los jugadores en la cancha. A ello se añade el uso no justificado de extranjerismos, frases hechas y lugares comunes. Aunque, para ser justos, esto último es algo que se puede decir de la gran mayoría de comentaristas y narradores.
Existe el deseo de adornar la narración, como solían hacer los grandes del género. Lo que no se entiende es que para hacer algo así hay que dominar el idioma, haber leído mucho y tener una sensibilidad especial. En cambio, lo que suele suceder es que los “adornos” no pasan de los estereotipos, los lugares comunes, los prejuicios y algunos desafortunados artilugios verbales que repiten hasta el cansancio. “Tiro de pelota muerta” es una de la frases favoritas de Roberto Omar Machado. “Tiro de folha seca”, cuando se trata de un disparo con efecto o comba, es el recurso de Paco Álvarez. Y “le pegó de tres dedos”, repite Antonio Rodríguez, cuando el jugador se ha desprendido del balón con el borde externo del zapato.
Gerardo España, con su “golo” por gol y su “balono” por balón, lleva la locución deportiva al borde de la patología del lenguaje. Cuando grita: “¡oído país!, ¡oído país!”, hay cuatro posibilidades de interpretación:
a) Le han dicho algo importante por interno y está confirmando que lo ha escuchado.
b) Es una severa y casi surrealista contracción de una frase que se puede interpretar como, “prestad vuestros oídos, allá en el Ecuador, que tengo un anuncio importante”.
c) Que hay una nueva unidad de medida internacional similar al “riesgo país”. Sin embargo, no sabemos qué se evalúa exactamente con el “oído país”.
d) En verdad, el narrador quiere decir “oíd país”, pero con su defecto de pronunciación le sale este insólito “oído país”.
Entre los comentaristas está Marcos Hidalgo, quien –es triste reconocerlo– expone las frustraciones de la vieja guardia deportiva. Para él, las cosas siguen pasando porque la Selección tiene suerte, le favorece el azar y llega a anotar un “golcito”. Cuando eso sucede, pide con desesperación que el equipo se repliegue y por poco se metan los once hombres bajo el arco. O la reacción opuesta: basta con que el Ecuador esté perdiendo para que todo se derrumbe… ¿Se puede analizar un partido de fútbol con semejante sucesión de estados de ánimo? Pero ¿no es lo que suele hacer habitualmente?
Vito Muñoz en Alemania está haciendo exactamente lo que suele hacer casa adentro: practicar el autoelogio, anunciar exclusivas que se reducen a cualquier cosa (estadísticas o especulaciones) y ensuciar el ambiente previo de los partidos, por ejemplo, introduciendo sospechas sobre la imparcialidad del árbitro.
A estas alturas se puede afirmar que Alfonso Laso es uno de los poquísimos periodistas deportivos que puede narrar con solvencia y sobriedad o que puede comentar un partido sin perder la cabeza ni pretender protagonismo.
En esa misma línea, Carlos Alfaro Moreno ha demostrado que puede hacer lecturas adecuadas de los partidos. Byron Moreno ha aportado con visiones certeras y calmas de las jugadas polémicas. En cambio, Carlos Luis Morales no ha crecido: sus análisis siguen pasando por el “cuando yo era jugador”, que podría ser un valor añadido, no el único recurso de comentario.
En las próximas publicaciones de La Caja seguiremos analizando otros aspectos de las transmisiones mundialistas que es necesario mencionar.
Por ahora, se hace necesario llegar a algún tipo de conclusión.

¿Cómo tener un periodismo “mundialista”?
Junio 25, 2006
Seguimos, “se juega como se vive”: vuelven a aflorar las rencillas entre canales y el uso de zancadillas poco limpias, como que TV Cable emita una señal con fallas. Y por último la inexistencia total de narradores para TV y la dependencia de lo que hace la radio.
En definitiva, todos “juegan” el Mundial como lo suelen hacer casa adentro. Por eso la cuestión no es rasgarse las vestiduras por la mala calidad (que para muchos es papelón) de las transmisiones deportivas que se hacen en el Mundial alemán. El verdadero asunto es ¿cómo superar la actual mediocridad que predomina –no son todos, por supuesto– en el periodismo deportivo audiovisual y radial del país?
Gran parte de la responsabilidad recae en los mismos canales. Se debe dar paso a una renovación generacional urgente. No se puede seguir con “estrellas” del periodismo deportivo que no aportan nada o aportan en negativo. Pero ese recambio debe ir acompañado de un proceso de formación muy intenso.
Los gremios, en lugar de estar guardando el “espíritu de cuerpo”, deben acompañar los procesos de renovación con cursos, talleres, foros, discusiones. Será la única forma para que en el próximo Mundial el periodismo deportivo “juegue” con el nivel de un país que ya tiene presencia futbolística internacional.


Solamente dos perlas me gustaría acotar al análisis del cáustico y mordaz César:
María Teresa Guerrero -modelo obsesionada en mostrar de perfil sus enormes dientes- que funge de presentadora de televisión, al día siguiente de su retorno de Alemania hizo una nota sobre "los negritos que atendían entrevistas en inglés". Sí, como ustedes lo leen, estaba tan impresionada que dos jugadores afroecuatorianos atiedan entrevistas a la CNN, en inglés, que decidió hacer una nota sobre aquello. Fue una forma de medir su autoestima y los niveles de prejuicio que no solo ella, sino muchos, han demostrado tener sobre los integrantes de la Selección.

La primera perla de Guerrero fue cuando en la mesa de conducción de la retransmisión de la competencia de Jefferson Pérez en el Mundial de Marcha en España, ella preguntó: "¿Y si al atleta le da ganas de ir al baño?"