lunes, agosto 06, 2007

Ciudadanos de tercera clase

Hernán Rodríguez *

Acudí al Seguro Social a pedir información sobre mis fondos de reserva, como un ciudadano común y corriente. Tuve que subir y bajar varias veces del primero al cuarto piso sin hallar razón. Contrariado le comenté la experiencia a un amigo, que intervino y le dijo a una funcionaria de segunda categoría, “pero como le hace esto al licenciado, editor de Diario El Mercurio”.

Entonces las caras agrias se transformaron y la actitud también, “haberlo dicho licenciado, venga, venga, que información desea, mi computadora está a su disposición, déme por favor su número de cédula, ¿no quiere de una vez que le dé consultando los fondos de reserva de su esposa?, ¿qué más desea?, estoy a las órdenes”.

Salí con la certeza de que para los burócratas del IESS existen ciudadanos de primera, segunda y tercera clase.
En el hospital “José Carrasco Arteaga”, como ciudadano de tercera clase, me sometí a exámenes de sangre. Para la recepcionista del laboratorio no existían todos los reactivos y fue imposible obtener de ella por lo menos algunos resultados de las pruebas, estaba más concentrada en demostrar su mal genio, que en servir. Intervino un médico amigo y las puertas se abrieron, aparecieron los reactivos y los resultados completos. Me fui con la confirmación de que “quién no tiene padrino no se bautiza”.

Parecida experiencia la viví en el Monte de Piedad. Dependía de un buen contacto para que las joyas empeñadas valgan más, pero si me presentaba al trámite como un simple ciudadano entonces el valor se depreciaba. Comprendí entonces que el compadrazgo, las influencias, las amistades, sí funcionan. Todos los afiliados tienen derecho a ser tratados todo el tiempo, como si fueran importantes autoridades o personajes públicos por el simple hecho de ser humanos y no como generalmente son atendidos, como “perico de los palotes”, como ciudadanos de tercera clase.
A propósito de la entrega de los actuales préstamos quirografarios, me volvió a sorprender (qué duda cabe, el IESS siempre es una Caja de Pandora), que los trabajadores del Instituto tienen un rubro llamado “quirografarios especiales” y de enero a mayo, 6.000 sindicalizados se repartieron 58 millones de dólares en préstamos con el monto máximo de 10.000 dólares a una tasa de 9.88% por cada crédito.

Se habría tratado de un “plan piloto” para poder atender a los afiliados y porque el contrato colectivo contempla este tipo de conquistas. En una segunda etapa, se entregarán 32 millones de dólares más en quirografarios especiales. La Comisión de Fiscalización del Congreso pidió a los directivos del Seguro que expliquen esta concesión.

Como ciudadano de tercera, para acceder a un quirografario tendré que estar libre de la central de riesgos o del reporte de un buró de crédito (inventos malditos), no deberle al IESS, pedir garantía bancaria, olvidarme de mis fondos de reserva y mi cesantía, perder el derecho a un crédito hipotecario…, tendré que cumplir con la interminable lista de requisitos. (Creo que mejor me busco un padrino, sssshh, pero no le contarán a nadie).


* Editor y articulista de diario
El Mercurio de Cuenca