domingo, noviembre 04, 2007

La Crónica según Martín Caparrós


La crónica es ¿relatar los hechos de forma cronológica?
Para el periodista y escritor argentino Martín Caparrós, autor de medio centenar de libros inspirados en este género y la novela, es mucho más que eso; “en toda su complejidad, es una forma diferente de contar una noticia”. Contar una noticia manteniendo el interés de la lectura, a lo largo de 500 o 600 páginas.
Con su brillante calva, esmirriado y largo cuerpo, y sus característicos mostachos, Caparrós estuvo en Guayaquil para hablar sobre lo que más le apasiona: la crónica como género periodístico. A lo largo de tres días arrasó con ciertos conceptos –mitos- del periodismo, como el hecho de que ésta es una actividad objetiva. “Los periodistas son sujetos, no objetos; el periodismo será, por tanto, subjetivo más que objetivo”, dice.
Fue crítico: “El periodismo en la actualidad mira al poder; para estar en los medios hay que ser rico, famoso o tetona”.
Fue agorero: “Con Internet uno puede armar un combo de diarios que le informen por completo, podemos armar la mejor selección de diarios que reemplace al impreso que tenemos todos los días”.
Pero también fue redentor: “La fórmula para enfrentar a los enemigos tecnológicos del diario es la palabra escrita…bien escrita”.
Los periodistas tienen el privilegio de la agenda, dice Caparrós. Y no precisamente esa que en la actualidad una gama de asesores que rondan por Latinoamérica proponen: farándula, textos más breves, primacía de la imagen sobre el contenido.
“Los asesores se han inventado una extraña fauna de ¨lectores que no leen¨ y proponen medios impresos más gráficos; en los países de esos asesores, los mejores diarios están llenos de textos”, dice Caparrós.
La pregunta es contundente: ¿debemos combatir a la televisión con sus armas, es decir con las imágenes? Su respuesta es NO; que si lo de los diarios son los textos, entonces hay que trabajar cada vez mejores textos. Y en la extensión que estos requieran.

En primera persona
Una crónica se escribe en primera persona. Pero, según Caparrós, no en primera persona gramatical: yo estuve, o yo ví.
“Cuando se utiliza la primera persona del singular, el autor puede terminar hablando de sí mismo…la verdadera primera persona no es la posición del sujeto en la oración, es del sujeto frente al mundo”.
Es decir el texto, contado en tercera persona, impone un estilo singular, de una manera que solo aquel cronista es capaz de contar.
“No decir al lector cómo es una escena, sino mostrársela; para eso se necesita más espacio, que es lo que los asesores reducen por miedo a ¨los lectores que no leen¨”.
El argentino recomienda evitar la “tentación de lo pintoresco”, que lleva a pensar en crónicas del que vende agua, caramelos. “Ponerle ¨color¨ a las crónicas es una trampa muy habitual”.
También recomienda no olvidar el pacto implícito que hay entre cronista y lectores: todo lo que se escribe, con los recursos de la literatura, debe ser cierto y comprobable.

La actitud del cazador
Como hace miles de años, cuando los cazadores recolectores estaban atentos a dónde saltaba la liebre para poder atraparla y comer esa noche, los cronistas deben estar atentos a los detalles de sus historias. Lo dice Martín Caparrós.
Recurre a las antítesis de las citas textuales y las palabras rebuscadas: Hay que pelearse con las segundas palabras; escribir como la gente habla; buscar las estructuras simples para decir algo.
“Las palabras comunes tienen una belleza que viene de su falta de pretensión. En oposición, las metáforas comunes son todo lo contrario”.


Quién es Caparrós

Nació en Buenos Aires en 1957. Periodista, novelista y ensayista. Utiliza herramientas de la historia, de la literatura y de la reportería para escribir sus textos.
Comenzó su carrera periodística en 1973 en el diario Noticias. Entre 1976 y 1983 vivió en París, donde se licenció en Historia, y en Madrid. De regreso a su país dirigió los mensuarios El Porteño, Babel, Página/30, Cuisine & Vins.
Ha publicado las novelas Ansayo los infortunios de la gloria (1984), No velas a tus muertos (1986), El tercer cuerpo (1990), La noche anterior (1990), La Historia (1999) y Un día en la vida de Dios (2001).
También ha publicado el libro de ensayos La Patria Capicúa (1995), ediciones críticas de dos textos de Voltaire (El Ingenuo y la Filosofía de la Historia) y los tres tomos de La Voluntad: una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina.
Sus últimas publicaciones son los textos de Extinción - últimas imágenes del trabajo en la Argentina, una traducción en verso de Romeo y Julieta y Qué País, Informe urgente sobre la Argentina que viene.
Sus crónicas periodísticas están reunidas en Larga Distancia (1992), Dios Mío (1994) y La Guerra Moderna (1999), producto de sus viajes por buena parte del planeta.

Fuente: www.fnpi.org