viernes, octubre 01, 2010

La revictimización en televisión


¿A la final quién tuvo la razón? Los interesados en el buen periodismo merecemos una conclusión.

La semana anterior se trabó, en el universo del Twitter, una discusión virtual entre el director de noticias de un canal nacional y el jefe de redacción de un periódico local. El tema: la entrevista a una niña violada.

El argumento de uno apunta a que la niña, al ser expuesta a la interpelación ante una cámara es nuevamente sometida, abusada, irrespetada. La defensa del otro fue que no hay otra forma de revelar un hecho: las niñas violadas hablan de eso con sus abogados, psicólogos, fiscales, entonces ¿por qué no han de hacerlo con un periodista?

Extrayendo los mensajes subidos de tono, que pueden llevar el tema al campo personal, hay algunos elementos que indican que no, que es un asunto público y que una conclusión en uno u otro sentido es necesaria, indispensable, orientadora.

Nada justifica la exposición mediática de una víctima de violación –mucho menos si se trata de una menor de edad– con la intención de “ayudarle”. A eso se llama revictimización y no está relacionada únicamente con la exposición mediática de las víctimas de abuso sexual, sino con la frecuencia con la que se la obliga a la reedición de su caso con fiscales, abogados, policías, etcétera.

Que una víctima de violación deba contar varias veces su experiencia, la perturba. No me refiero al hecho de que se la coloque ante cámara, micrófono y periodista, sino a las etapas propias del proceso judicial. (Con mucha frecuencia ciertos periodistas caemos en la arrogancia de pensar que somos los únicos que podemos ayudar, al divulgar este tipo de “noticias”).

El psicólogo y pediatra estadounidense Arnold Gesell concibió un domo especial para interrogaciones y evaluaciones psicológicas a niños. Se trata de una habitación doble, separada por un vidrio de visión unilateral que permite a los actores de un proceso judicial asistir colectivamente a una única declaración de la víctima sin que su presencia la indisponga. Una estrategia, además, para evitar declaraciones posteriores.

En la primera mitad de esta década, la Fiscalía del Guayas gestionaba la instalación de una Cámara de Gesell –se la llamó así en honor al inventor– para el registro de declaraciones o entrevistas, pero el año anterior el Centro para la Promoción y Acción de la Mujer ya alertaba los perjuicios que provocan su no utilización en una provincia con el más alto índice de casos de abuso sexual.

En el terreno del periodismo, hay que entender que una violación en sí no constituye noticia. Hay que darle otras proporciones temáticas: estadísticas, prevención, alertas, etapas de recuperación, guías para los padres de una víctima. Cualquier eje, menos obtener los detalles –de primera mano– de la víctima como fin único.

Finalmente, hay una extensa legislación que protege el derecho de los niños ante este tipo de revictimizaciones no tan sutiles, y un compendio de mandatos morales en el Consultorio Ético del maestro Javier Darío Restrepo, en el portal de la Fundación por un Nuevo Periodismo Iberoamericano (fnpi.org).

Su lectura es una obligación infranqueable para todo quien recibe la concesión ciudadana de ser llamado ¡periodista!


Artículo publicado en EL UNIVERSO