martes, marzo 01, 2011

Una prótesis para la agresión policial a los derechos


Cuando la Policía de Guayaquil presentó a los “presuntos” responsables de la muerte de dos miembros de sus filas, personalmente me llamó la atención que al menos uno de ellos calzara un cuello ortopédico.

Vaya –me dije- un operativo "movido" y accidentado con los sospechosos, pero al menos les ofrecieron atención médica.

En un par de ocasiones había visto similares atenciones con los detenidos. Pero hoy lo he confirmado: la Policía coloca esta prótesis para evitar que los sospechosos –entiéndase personas libres de culpa hasta que se les demuestre lo contrario- bajen sus rostros ante los paredones de “fotógrafos de prensa” que acribillan con sus disparos a quienes los uniformados les pone por delante, para que satisfagan sus “necesidades de información”.

En Tulcán, provincia de Carchi, los usan con mucha frecuencia. Absorto, escucho el relato de una periodista que asistió a una rueda de prensa de la Policía que presentaba a unas “mulas” detenidas con droga: “una de ellas tenía holgado el cuello ortopédico por lo que bajaba la cabeza con facilidad; un coronel, interrumpiendo la rueda de prensa, se le aproximó y mientras le gritaba ¡levanta la cabeza!, la tomaba del cabello y la halaba hacia atrás”.

¿Y la prohibición de la Fiscalía General de la Nación en torno a la presentación ante la prensa de involucrados en investigaciones?

¿Y los códigos de ética que dicen tener los medios de comunicación que proclaman como innecesaria una ley que les exija responsabilidad ulterior?

El maestro de ética, Javier Darío Restrepo, se refiere extensamente al tema en su consultorio ético (¿Cómo manejar la identidad de personas detenidas por las autoridades?) exponiendo razones como la siguiente:

“La persona involucrada en una investigación judicial tiene el derecho a su buen nombre mientras no sea declarada culpable por un juez. Quizás esta sea la razón por la que los detenidos aparecieron encapuchados; una burda manera de preservar su identidad. En otras partes no se hace de su detención un espectáculo y, por tanto, no se convierte en evento para la prensa.”

Pero mientras el mensaje llega a los periodistas acríticos y a los policías inescrupulosos, seguiremos observando a sospechosos con cuellos ortopédicos.

Una mancha más al tigre uniformado llamado Policía.